Terrence Malick porta al cinema la vida de Franz Jägerstätter, i en Pau Guix ens explica perquè és dolça.
Pau Guix és un noi de Vich que s’ha convertit en un articulista clàssic. Es decir, que sus artículos se pueden leer hoy, mañana o dentro de 10 años sacándoles cada vez más pulpa. Com a bon dramaturg, en Pau sap descobrir en l’art l’essència humana que el fa immortal, y relacionarla con nuestros problemas actuales. Por ejemplo, el nacionalismo. Pase y lea su último análisis en El Catalán:
«En febrero (…) se estrenaba A Hidden Life (Vida oculta), la hasta el momento última película de Terrence Malick, un reputado director estadounidense (…) en esta película, basada en la historia de real de Franz Jägerstätter, la fuerza de sus diálogos y narraciones en off, extraídos de la correspondencia escrita desde la prisión entre éste y su mujer Franziska, junto con un tratamiento visual fríamente impactante y una sobria fotografía de los espacios naturales alpinos, se ilustra a la perfección los contrastes de las vidas (ocultas o visibles) que las personas vivieron en ese momento (…)
Malick nos relata la historia aberrante de un pasado oscuro y angustioso que, por desgracia, algunos tratan de emular hoy en día usando esa misma ideología nacionalista y totalitaria pero tratando de maquillarla como una nueva ideología determinista de libertad personal y de liberación nacional. Nada más lejos de la realidad porque, como en el momento histórico del propio Franz, esta ideología es igualmente supremacista, excluyente, xenófoba y fascista, y lleva a cualquier sociedad que la sufra ineluctablemente a la miseria económica y moral.
La película de Malick se sitúa en Austria, tras el Anschluss que en marzo de 1938 convirtió al país alpino en una provincia más del III Reich. Franz Jägerstätter, un simple granjero del pueblo de Sankt Radegund, esposo, padre y devoto católico, fue obligado a servir en el ejército nazi, como muchos otros austríacos, pero él tuvo la valentía de negarse, aferrado a sus principios morales y a sus convicciones religiosas, que le provocaban un fuerte rechazo hacia esa ideología del mal que fue el nacionalsocialismo alemán; tristemente, después de un largo período en prisión, Franz fue ejecutado en 1943 por negarse a realizar el juramento de lealtad a Hitler, juramento que se le exigía a todos los soldados reclutados por el ejército nazi. Franz decidió así no adherirse a una causa y un país que no eran los suyos, a rechazar la injusticia y la sinrazón, a sabiendas del terrible coste personal que le iba a suponer: perder su vida, convertir a su mujer en viuda, a sus hijas en huérfanas y a su madre en una doliente anciana, y que todas ellas fueran expulsadas de la tribu y sufrieran el desprecio, el odio y el rechazo constante de la facción social preponderante (…)
El título de la película de Malick es una cita de la escritora británica Mary Ann Evans (1819-1880), más conocida por su pseudónimo George Eliot, que reza: “El bien del mundo depende en parte de actos que no constan en la Historia; y el que las cosas no estén tan mal para ti y para mí como podrían haber estado, se debe en parte a aquellos que vivieron fielmente una vida oculta, y que descansan en tumbas que nadie visita”.
Muchos catalanes, como Franz en su momento, sin saber que eran víctimas del execrable Plan 2000 del Muy Andorrable Jordi Pujol, vivían su vida feliz y despreocupada (…) Pero tres décadas después, muchos de los catalanes ahora se preguntan lo mismo que un horrorizado Franz se cuestiona ante la visión de lo que el nacionalismo impuesto por Hitler ha provocado: “¿Qué ha pasado con nuestro país? ¿Con la tierra que amamos?”.
La respuesta es simple: mientras muchos han sucumbido a los cantos de sirena del nacionalismo, auspiciados por esa máquina de adoctrinar que es la escola catalana y esa arma de aborregamiento masivo que es el hipersubvencionado espacio mediático catalán con la CCMA (TV3 y Catalunya Radio) a la cabeza, otros han decidido vivir, como Franz vivió en su momento, una vida oculta, una vida de resistencia al nacionalismo en la que no aceptan formar parte del Lebensraum (el espacio vital) ni del Anschluss (los inexistentes Països Catalans) de los nacionalistas de barretina que en sus ratos libres juegan a dar golpes de Estado y montar Reichpubliquetes de 8 segundos, eso sí, ensoñación mediante. (…)
También ilustra el film de Malick otro punto más en común entre el pasado y el presente, y no es otro que el colaboracionismo de una parte de la Iglesia, que en muchas parroquias de la Cataluña actual recita la buena nueva de lanació, ergo sermones amarillos, y ensucia las creencias religiosas de muchos catalanes ornamentando fachadas y campanarios con esteladas, lazos amarillos y carteles pidiendo la libertad de los presuspolítics. (…)
No es un secreto para nadie que Pujol diseñó desde el principio su plan nacionalizador basándose en una mentalidad de nacionalcatolicismo. La Iglesia debería recordar lo que pasó en Austria, como le comenta a Franz uno de los pocos que se atreve a seguir siendo su amigo: “No podemos culpar al Obispo por cooperar. Esperaba que, al hacerlo, el régimen sería más tolerante con la Iglesia. Pero ahora envían a los sacerdotes a campos de concentración y se prohibieron las procesiones”. La Iglesia debería recordar que Saturno siempre acaba devorando a sus hijos y que el Bien que dicen representar no puede ser instrumento del Mal que dicen combatir, ese mal nacionalista que no respeta ni a personas ni creencias, ya que su único objetivo es imponerse hegemónica y excluyentemente. Bajo los auspicios del nacionalismo jamás habrá espacio para dos credos.
El nacionalismo catalán está lleno de totalitarios de medio pelo, de supremacistas irredentos y de xenófobos de postín (TV3 y los digitales del odio son un continuo desfile diario de todos ellos) que culpan siempre al enemigo exterior de todos los males que les aquejan, males que ─jamás lo reconocerán─ han creado ellos mismos. Esta troupe de esparcidores profesionales de vómito y cizaña nos tildan de feixisteees a todos aquellos que renegamos de su ideología y de sus actos, negándonos además el democrático derecho a disentir de su vírica cruzada estelada y tratándonos de charnegos a los de apellido español y de traidores a los de apellido catalán (siempre basándose en su enfermiza visión de lo que es catalán y lo que no lo es, ya que según las estadísticas no hay apellido más catalán que García).
Todo esto no es más que otro reflejo de esa podredumbre social que conlleva siempre todo nacionalismo, como podemos ver con el personaje del alcalde de Sankt Radegund, un xenófobo oportunista poseído por la contagiosa semilla del mal nacionalista, que le espeta a Franz: (…) “¡Debemos defender nuestra tierra! Hasta que él llegó [Hitler], la gente estaba desesperada, humillada, encadenada”. (…) Y acaba despreciándolo por su irreductible actitud: “¡Eres peor! ¡Eres peor que ellos! ¡Porque ellos son enemigos, pero tú eres un traidor!”. Por ellos se refiere a aquellos que previamente ha definido como “extranjeros que inundan nuestras calles”, que considera “razas degradas, tan detestables que ya no pueden despreciarse a sí mismas”, “inmigrantes a los que no les importa el pasado, sólo lo que pueden obtener”, para acabar sentenciando que “esto es lo que sucede cuando un mundo muere”, frases muy similares a las que se pueden hallar en el manifiesto de 1934 de Pompeu Fabra et al. titulado Por la conservación de la raza catalana.
El discurso del alcalde podría haber sido perfectamente pronunciado por el ínclito Jordi Pujol (todo el mundo conoce su extrema simpatía hacia los andaluces) o por el inefable Heribert Barrera (también es conocida su indiscutible simpatía hacia los negros), un supremacista xenófobo que no tiene nada que envidiarle a un racista de talla mundial como Sabino Arana (cuya calle en Barcelona sigue celosamente protegida del cambio de nombre por los nacionalistas de ERC, la CUP, los restos de CiU, el PSC y los Comuns de Colau). Pero Franz, al igual que muchos más catalanes de los que a Pujol o Barerra les gustaría, sabe claramente cuál es el origen del problema: “Hemos olvidado nuestra Patria verdadera”. (…)
Me perdonen el que me haya visto obligado a tratar tan detalladamente sobre esta película debido a las muchas similitudes históricas que se dan entre los nacionalismos europeos de los años 30 del siglo XX con el actual proceso golpista del nacionalseparatismo catalán, y que es debido a mi profundo pesar al ver cómo los horrores del pasado, que se creían superados ya para siempre en una Europa próspera y unida en la paz, vuelven a esconderse acechantes en las brumas nacionalistas que tratan de envolver, con su negro manto, la luz de la libertad, el progreso, la igualdad, la concordia, la fraternidad y la diversidad que tanto tiempo nos ha costado que luzca y que sea resiliente.
La metáfora de la vida de Franz Jägerstätter, un hombre que vivió conforme a sus principios y creencias, un héroe anónimo que jamás quiso serlo, un valiente que se negó a librarse al mal nacionalista, sacrificando una vida oculta, sencilla y familiar, debe representar algo importante para todos nosotros. Su prácticamente único amigo, previamente a su detención, le espeta: “Franz, no tenemos voz ni voto. ¿Qué podemos hacer nosotros, que somos insignificantes?”. La verdad es que mucho más de lo que pensamos: si la verdadera sociedad civil en Cataluña se une, si los llamados partidos constitucionalistas cejan en su apego al escaño y trabajan sobre una acción política valiente y liberadora, si el conjunto de los españoles sienten como suyo (que lo es) el problema nacionalista tan grave que tenemos en Cataluña, si no tenemos miedo a los sacrificios, si todos aquellos que nos hemos visto obligados a vivir una vida oculta no renunciamos a nuestros principios y todos juntos nos ponemos en pie para defender nuestros derechos civiles y nuestras libertades fundamentales que el nacionalismo nos quiere arrebatar, ellos perderán, que no les quepa duda.
Y aunque nadie visite nuestras tumbas y nuestros actos no consten en la Historia, nuestros hijos, al igual que las hijas de Franz, gracias a nuestro sacrificio y nuestra vida oculta, vivirán en un mundo mejor, en un país que habrá enterrado para siempre, en la tumba más profunda que se pueda cavar, el nacionalismo y todos sus horrores».
Pues es imposible glosar mejor el lema de los dolços: pequeños y ocultos actos de dignidad que nos permitan mantenernos de pie y construir una Cataluña mejor para nuestros hijos. Qué bueno es Pau Guix.
Franz Jägerstätter, pregueu per nosaltres.
Dolça i oculta Catalunya…
Categories: Pensando bien, Resistiendo
Afortunadamente hay mucho seres anónimos valientes que no se ha dejado doblegar y es muy difícil cuando todo esta en contra y a nivel personal te juegas comodidad, futuro e incluso el futuro de tus hijos.
Me estoy acordando de un español de Canarias que lo trasladaron a Barcelona por motivos de su trabajo, esto ocurria en los años 90, no soy capaz de fijar el año. Pretendía matricular a sus hijas utilizando el español como lengua vehícular. Lo importante lucho contra la todopoderosa GENERALIDAD, hizo huelgas de hambre así estuvo casi un año, todos los medios se volvieron contra él, tachándolo de intransigente y reaccionario que pretendía saltarse la ley a la torera, la de inmersión se entienda. Lo único que consiguiió fue que su mujer se separase de él y desde luego no salió nadie a defenderlo. Por supuesto los partidos Constitucionalistas en Cataluña menos.
Sobre el tema que nos ocupa, muy interesante el libro recomenadado por los DOLÇOS de Annah Arendt, «Eichman en Jerusalen», donde se puede ver que si hubo estados que resistieron al nazismo y se negaron a colaborar en la «SOLUCIÓN FINAL» y por supuesto también alemanes anónimos, poco pero algunos hay. Ahora, el precio pagado se puede imaginar.
Por cierto, todas las pequeñas victorias, me refiero a las rotulaciones, no se pueden despreciar, hemos doblegado a esas empresas tan grandes, son victorias impensiables hace unos años.
Me ha continuado el artículo de DC,sobre este ignoto héroe que luchó contra el nazismo, simplemente manteniéndose fiel a sus creencias, no como los capellanes lazis, que llenan su campanario de cubanas, pancartas y lazos amarillos, vendiéndose por no enfrentarse a los fantasmas de los años de Companys y las checas del PSOE, ellos y muchos no comulgadores con la doctrina nacionalista, por no tener valor se vuelven equidistantes y separatistas, son unos cobardes; ojalá la conciencia no les dejé dormir por la noche, por todo el daño que están haciendo a la sociedad global catalana, a todos los que vivimos y trabajamos honradamente en esta bonita tierra, que es Cataluña.
Cómo Franz Jegersttater permaneceremos íntegros y fieles a nuestras creencias, que giran alrededor de la libertad de expresión, de pensamiento,y de credo, de la igualdad de todos los españoles sin exclusión y de la pluralidad y la diversidad. Muerte a los totalitarismos de tipo que sean.
Un abrazo para todos los dolços y dolçes y adelante, a seguir luchando contra la injusticia !
Enhorabuena también por su merecido Premio a Dolça Caatalunya.
Tierna y doliente película sobre Oscar Jägestätter, otra obra maestra del sensible y premiado director Terrence Malick. Aunque ya no disponga del oscarizado Néstor Almendros, su director de fotografía del film Dias de cielo. Days of Heaven, precisamente de 1978, visión realista del pasado y de un futuro similiar en esta Catgaluña doliente. Enhorabuena al señor Pau Guix por aconsejar su visión destacando el paralelismo entre ese hermoso pueblecito austriaco anexionado por los nazis y la Cataluña actual colonizada por el siniestro Programa 2000 de Jordi Pujol y sus sucesores. Ellos ha logrado alterar y ocultar vilmente la realidad engañando a la mitad de la pobre ciudadanía catalana. Los catalanes constitucionalistas sepultados como los cristianos en tiempo del imperio romano en las catacumbas, deben salir, emerger y plantar cara definitivamente a todo lo que huela a separatismo nocivo y destructor. Ultreya!!!
Totalmente de acuerdo; el artículo de DC me ha conturbado.
Un cordial saludo
Sigo pensando que una de vuestras funciones ahora sería contribuir a movilizar el voto constitucionalista. Es ahora o nunca. Da igual en este momento si Mango o Carrefour rotulan en Espanyol, el que importa es guanyar les properes eleccions. El que importa, como bien decís en el artículo, es desarrollar «pequeños y ocultos actos de dignidad que nos permitan mantenernos de pie y construir una Cataluña mejor para nuestros hijos». A qué estáis esperando? Ha llegado la hora de que, entre tots, fem un gran acte de dignitat i manem als indepes del Parlament a casa.
Enhorabuena también por su merecido Premio a Dolça Caatalunya.
Tierna y doliente película sobre Oscar Jägestätter, otra obra maestra del sensible y premiado director Terrence Malick. Aunque ya no disponga del oscarizado Néstor Almendros, su director de fotografía del film Dias de cielo. Days of Heaven, precisamente de 1978, visión realista del pasado y de un futuro similiar en esta Catgaluña doliente. Enhorabuena al señor Pau Guix por aconsejar su visión destacando el paralelismo entre ese hermoso pueblecito austriaco anexionado por los nazis y la Cataluña actual colonizada por el siniestro Programa 2000 de Jordi Pujol y sus sucesores. Ellos ha logrado alterar y ocultar vilmente la realidad engañando a la mitad de la pobre ciudadanía catalana. Los catalanes constitucionalistas sepultados como los cristianos en tiempo del imperio romano en las catacumbas, deben salir, emerger y plantar cara definitivamente a todo lo que huela a separatismo nocivo y destructor. Ultreya!!!
FELICIDADES POR EL PREMIO A DOLÇA CATALUNYA
BRAVO
BRAVO
POR VALIENTES
¿NO ME ESTARÉ CONFUNDIENDO Y ME PRECIPITO ?
DA IGUAL
EL PREMIO LO RECIBÍS CADA DIA POR SOBRADOS MÉRITOS PROPIOS