Ignacio Echeverría, ruega por nosotros

Fa 5 anys que volem ser com tú, dolço.

3 de junio de 1017. Sábado noche en la capital inglesa. Tres londinenses, musulmanes fanáticos, tiñen de sangre el Puente de Londres. Tras embestir con su vehículo a los viandantes, se bajan, desenfundan enormes cuchillos jamoneros recién afilados y se abalanzan sobre sus víctimas: saben cómo moverse, cómo utilizarlos y cómo asestar los golpes para no fallar. Su religión no dice «ama al prójimo como a ti mismo» (Mateo 22), sino «matad a los infieles allí donde los encontréis» (Corán 9:5). Van a complir el mandat islàmic massacrant innocents i indefensos desarmats, dones i nens.

Uno de los musulmanes arremete contra un policía, después contra una mujer, a la que apuñala mientras aúlla alaesgrandes. Los presentes gritan, corren, huyen. ¿Todos? Todos no. Un español también arranca a correr, pero con la cabeza alta y en dirección al terrorista. Sólo tiene una mochila y su monopatín. Y una religión que le manda dar la vida por los demás.

Porque Ignacio tiene un padre y una madre que le enseñaron que hay Bien y hay Mal, que hay justicia y hay injusticia, que hay valientes y hay cobardes. Los mismos padres que un día colgaron en su cuello la medalla de oro con la Virgen que esa noche de sábado aprieta sobre su pecho mientras corre a enfrentarse al asesino. «Era una persona de principios, es que era todo bondad. La persona más recta que yo he conocido. Sensible, generoso y casi siempre sonriente. Muy religioso y católico convencido”. Allá va Ignacio, seguramente sonriendo, al asalto del Cielo.

Vieron a Ignacio arrearle con el monopatín al terrorista. Un skateboard contra cuchillos jamoneros, valor sereno contra inhumano fanatismo suicida. Un español desarmado contra tres yijadistas.

Después vieron a Ignacio tendido en el suelo. Había salvado una chica francesa, a un policía, y ofrecido su cuerpo a los islamistas para proteger la huida de muchos más. Avui es parla de que potser el faran sant. I és curiós, perquè a Ignacio le molestaba que quitaran a los santos de los euros, y así lo decía en sus redes:

En aquesta Europa sense ànima, sense cap altra més aspiració que l’opulencia bestial i la indiferència vers el pròxim potser aviat tindrem un nou sant. Buena noticia, que los dolços necesitamos patrón.

Mientras tanto, Ignacio Echeverría, héroe del monopatín, ruega por nosotros.

Dolça i heroica Espanya…

 



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10 comentarios

  1. Eso es VALOR.
    Eso es NOBLEZA.

    Si alguna vez me viera en semejante situación, pido a Dios me de la mitad del coraje y la serenidad que tuvo Ignacio.

    Quisiera poder hacer frente con su templanza y no esconderme y dejarme matar cual gazapo asustado.

  2. Gracias Dolça, 5 años después siguen saltándoseme las lágrimas. Reitero mi más sentido pésame a su familia pero felicidades por tamaña gesta y Santo seguro ya que es la forma de entrar por la Puerta Grande en el Reino de los Cielos

  3. La progresía lo ningunea e incluso desprecia, por no ser de su cuerda.
    Por eso los desprecio y me repugnan.

  4. Dios lo tenga en Su Gloria. Bendito sea.

  5. Llena de complacencia el enterarse de que existen Personas como él
    J.Nuñez

  6. La religión de paz… paz de cementerio.

  7. Yo no sé, ni me importa, si le nombrarán Santo, apostol o lo que corresponda.
    Lo que sé es que este hombre, Ignacio Echevarría, ha sido un modelo de valentía, amor al prójimo, respeto a unos valores y su nombre no debiera olvidarse nunca, como orgullo de todos los españoles.
    Mi sincero recuerdo y admiración a sus familiares y allegados que tuvieron la gran fortuna de haberle conocido personalmente.
    No cabe la política cuando se habla de valores humanos. Ignacio fue un valiente que dió su vida para salvar otras vidas inocentes. No hay más que hablar.
    Y ahora, que el Francisco haga lo que le salga de las p*s, le canonice o ponga una foto suya en el balcón de los discursos. Eso es lo de menos. (ahora es cuando la Santa Madre iglesia me censura el mensaje de nuevo….)

    Jerome-I de Costa Brava

  8. Se merece ser santificado. Y más….

  9. Ignacio es la prueba de que no todo está perdido y de que hay esperanza.

    Con agradecimiento a su heroísmo, a su testimonio y a la educación que le han dado sus padres; seguramente con el ejemplo personal, porque es lo único que funciona.

    Esos asesinos musulmanes son producto de los políticos europeos, que sólo representan a Soros y sólo les importa su carrera política. Y esos asesinos musulmanes estaban viviendo gracias a las ayudas sociales cotizadas por los trabajadores ingleses y por este joven.

    Esta es la peligrosa realidad de Europa:

    Soros-Rothschild, los políticos que votamos y la disgregación del carácter europeo a través de la disgregación de su religión bimilenaria.

    Necesitamos muchos Ignacios y muchos padres como los de Ignacio.

    Esa es la única garantía probada para nuestra supervivencia.

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