La ideologia més letal del segle XX, ho serà també del segle XXI?

El mapa -deliberadamente en inglés- que ve arriba es el que presidió en Sochi a principios de marzo la conferencia del jefe adjunto del Consejo de Seguridad de Rusia, Medvedev. Es el mapa de la futura Ucrania que ya difunde Rusia, con los territorios occidentales absorbidos por Polonia, otros por Rumanía y todo el resto por Rusia. Se mantiene  una región entorno a Kíev con un futuro nuevo gobierno, vasallo de Moscú.

«La guerra se está convirtiendo en algo inevitable. Solo la férrea moderación de Putin nos separa de un intercambio de ataques nucleares», va escriure Alexandr Dugin -ideòleg de referència del  Kremlin- fa una setmana.

Què està passant?

Ya sabemos que el nacionalismo destrozó Europa en 2 atroces guerras mundiales. En oriente se apareó con otra ideología del mal, el socialismo, y alumbró el estalinismo en Rusia y el maoísmo en China, consolidant la globalització del necropensament abans que no pas la de l’economia.

Rusia no es una nación, es un imperio. La seva multitud de nacions i pobles està unida sota l’ètnia russa, un modus vivendi particular i la fabricació d’un enemic comú: Occident. Desde hace 25 años el aparato ruso trabaja para construir un armazón ideológico, una nueva imagen de Rusia que le permita recuperar las fronteras del imperio zarista de 1917. En su reciente discurso programático ante la Asamblea Federal para los próximos 6 años, Putin insistió en el nuevo relato:

• las élites de los 80 y 90 fueron criminales que se enriquecieron vendiendo Rusia a EE.UU., que convirtió Rusia en una colonia mediante la actividad de ONGs, fundaciones, y el mismo Yeltsin. La prestroika se hizo contra el pueblo ruso y destruyó el estado. Provocó la ruptura con Ucrania y Armenia, y el caos en Asia central.
• Putin lanzó la Operación Rescate en 1999 para restaurar la justicia histórica.
• las élites rusas herederas de los años 80-90 deben ser reemplazadas por los héroes de la guerra de Ucrania.
• «Los globalistas» están arrastrando a la UE  a un conflicto militar con Rusia. Ellos provocaron los ataques en el Dombás, a los que Rusia no tuvo más remedio que responder para proteger a los suyos. La guerra fue impuesta a Rusia. Ucrania, por lo demás, es parte de Rusia aunque momentáneamente no quiera.
• Rusia, la Tercera Roma, es lo único que detiene el avance de la satánica ideología liberal de Occidente, que ha perdido el norte con las ocurrencias de género, LGTBI+ o cancelación histórica, antinaturales y ateas.
• Rusia debe militarizar todos los ámbitos del país, del Estado y del pueblo, para salir victoriosa. Hay que convertir a Rusia en un estado de guerra.
• Cal que Rússia desestabilitzi els seus enemics de «l’Occident col.lectiu» (UE, EE.UU., Israel) arreu del món. Ho vam veure durant el prusés, i ho veiem ara quan les agències russes de notícies tenen instruccions de no mencionar a Espanya quan parlen de Catalunya.
• Rusia debe proponer un «mundo multipolar» y agruparlo en los BRICS.

Quina és la ideologia que debe fraguar todo esto? Lo explicó el mismo Alexandr Dugin el pasado día 7 en un artículo publicado en la agencia oficial de noticias Ria Novosti, fundamental pero ignorado en la mediosfera del Règim:

«La militarización de la sociedad en el contexto de una guerra sangrienta por la existencia histórica es una necesidad absoluta que no tiene sentido discutir. (…) Es necesario instaurar en el país una ideología militar, una ideología de victoria. Es imposible luchar sin una idea. Pero la Patria, la Patria, el poder es, ante todo, una idea. Y debe afirmarse en todo: en la cultura, en la política de información, en la crianza, en la educación, en el estado de ánimo mismo de las elites y las masas, en la psicología de la vida cotidiana. (…)

La guerra debe convertirse en una guerra popular, nuestro ejército y la industria de defensa, así como las estructuras educativas militares, deben ser los buques insignia de la ideologización. Las estructuras del GlavPUR (Directorio Político Militar del Ejército Ruso) deben restaurarse por completo, pero esta vez armadas con una nueva ideología de patriotismo soberano. La zaga debería seguir este proceso de forma más suave, pero sin permitir una rotura crítica. Al final, habría que ideologizar a toda la sociedad. (…)

Debe prohibirse estrictamente cualquier crítica al Estado, a los héroes de Rusia, a las autoridades, a la Iglesia y al presidente, así como los ataques al patriotismo, a la idea rusa y a la propaganda contra la guerra. Cualquier medio y red social que difunda tal agenda debe ser inmediatamente prohibido. (…)

La militarización de la cultura es necesaria. La atención debe centrarse en glorificar las hazañas de nuestros héroes en todas las etapas de la historia, incluido el Distrito Militar del Norte. Cualquier concierto, cualquier programa, cualquier evento debe comenzar con un himno y una glorificación de las hazañas del pueblo ruso. (…)

La militarización también debería afectar a los medios de comunicación. (…) el trabajo de los medios (cultural, educativo e incluso de entretenimiento) también debería estar sujeto a la militarización. Empezando por el control facial y el código de vestimenta para cualquiera que aparezca en pantalla o en sitios web oficiales. Incluso la publicidad debe tener en cuenta las normas de la guerra que libra el país. Y, por último, es necesaria la militarización de la vida cotidiana. El patriotismo debería convertirse en una forma de vida, reformar la psicología cotidiana de la persona promedio. Todo el espacio público debería estar lleno de símbolos de guerra y victoria. (…)

Si la idea rusa no controla la conciencia de la sociedad, será capturada por una viciosa y patológica idea rusofóbica, introducida por nuestros enemigos que han logrado librar guerras mentales».

Le llama patriotismo, pero -como entiende cualquier dolço- lo que describe es nacionalismo. Una gegantina campanya d’enginyeria social totalitària, que ens recorda molt al Programa 2000 d’en Jordi Pujol que segueix desplegant-se a Catalunya.

Y la guerra total. Una guerra que será la última. Otra vez fruto del nacionalismo. Cuya alternativa, por cierto, no es otro nacionalismo, ni las ideologías descendentes occidentales, ni un cosmopolitismo desarraigado, sinó el patriotisme integrador, pacífic, acollidor, fonamentat en l’amor i agenollat davant la realitat sencera del món.

Paz. Huyamos del nacionalismo y sus falsos oponentes.

Dolç i embogit món…

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