«Viaje a la mente de un separata»

En Joan Carles Girauta ens explica com veu un nacionalista a Carles Puigdemont.

Con este título escriu aquestes coses a El DebateY empieza con una verdad fundamental: «haga de tripas corazón e introdúzcase por dos minutos en la mente de un nacionalista —es decir, de un separatista— catalán«. Perquè el nacionalisme (ara ja ho sap tothom) sempre, sempre, duu al cor l’objectiu separatista. Pero leamos:

«Desde esa perspectiva, Puigdemont es un campeón, ha logrado la derrota del Estado español (…) La amnistía, bien lo sabe usted ahora, no es un perdón: es un borrado fáctico inexplicable; no elimina la pena, elimina los delitos. Así se cambia el pasado, eso que no podían hacer ni los dioses según Agatón. (…) Por eso una amnistía siempre deslegitima el orden previo (…) no otra cosa persigue el Frente Popular del que el separatismo forma parte (…) Es Puigdemont quien ha exigido y obtenido el milagro de la amnistía. Es un superhombre, un semidiós«.

La realitat, ho sabem, és ben diferent: el Motxo se fugó en el maletero de un coche sin cumplir una sola de sus promesas; no se atrevió ni a arriar la bandera española de la Generalitat. El nacionalisme porta 44 anys anorreant Catalunya, tallant-li les venes espirituals, disecándola en idolete de cartónpiedra, arruinándola, desprestigiándola, capándola en sus energías culturales e históricas.

Dolça i ensulsiada Catalunya…



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4 comentarios

  1. El cerebro de un catalanista no es más que la suma de miles de complejos y mucha maldad, más que de adoctrinamientos que también. Pero un buen catalanista o un buen éuskero, nacen más tontos que manipulables. Porque en plena era de la información, por mucho que ambientalmente sufran una contaminación separatista constante, lo cual es grave, acabas teniendo acceso a herramientas que te proporcionen libertad de discernir, pensar por ti mismo y, sobre todo, ver los crímenes que siempre acompañan a los nacionalismos. Y no hablo de este siglo, ya en los años 80s el que quería pensar y huir de estas religiones tribales terruñeras, podía hacerlo con absoluta facilidad; y digo los 80s como bien podía decir los años 60s. Anda que los separatismos no chirriaban por absurdos y grotescos hace ciento veinte años.

    Hay gente que nace tóxica, que necesita sangre inocente para purgar sus psicopatías, que necesita creer en algo que llene su vida, aunque sea el terruño y sentirse dentro de un rebaño. Ésa clase de gente es la nacionalista. Pero, sobre todo, es la gente que no tiene otro modus vivendi dada su mediocridad, que vivir parasitando a costa de todos los españoles.

    Al final los nacionalismos son una religió, una secta destructiva que se alimenta de odio.

    • Indapandesiá, su última frase es impecable. «Al final los nacionalismos son una religión, una secta destructiva que se alimenta de odio». Es lo que viene diciendo Dolça Catalunya, y es lo que bastantes de nosotros vamos viendo.

      Para solucionar un problema, primero hay que identificarlo. El separatismo no es, estrictamente, cosa de izquierdas ni de derechas (aunque la izquierda tradicionalmente se define como internacionalista, pero alguien de la CUP no deja de ser extrema izquierda, ergo la definición tradicional de izquierda no es correcta o no es completa). Es un ídolo.

      Desde la Revolución Francesa, el Estado intenta inculcar religiones de arriba abajo, para mejor controlar a las masas. Este es uno de esos casos. Habrá que ver lo que se puede hacer desde nuestra modesta posición para anularlo.

      Un fuerte abrazo.

  2. LO DEL PP ES DE JUZGADO DE GUARDIA.

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